EL EVANGELIO SEGÚN EL CUERPO DE CRISTO

Reseña de SED (Anagrama, 2022) de Amelie Nothomb.

Sed, el último libro de Amélie Nothomb, es una polémica mirada de un acontecimiento simbólico en la historia del cuerpo en Occidente: la crucifixión de Cristo. “Yo no quería escribir la historia de Jesucristo, eso ya lo han escrito muchas veces. Lo que quería escribir era la historia de la cruz”, señala la autora. El relato busca problematizar entonces el símbolo de la cruz como figura del sometimiento voluntario del cuerpo al sufrimiento. 

A semejanza de José Saramago en El evangelio según Jesucristo y D.H.Lawrence en El hombre que murió, Nothomb se propone narrar aquél evento de la historia sagrada desde la perspectiva del “hombre”. Sin embargo, mientras Saramago denunció la crueldad sobre el cuerpo responsabilizando al Dios padre, y Lawrence lo abordó desde los misterios de la sexualidad de Jesús, Nothomb cuestiona el símbolo del cuerpo como depositario de la culpa y los pecados, que solo pueden expiarse a través de su sufrimiento. Otra novedad es que lo hace desde la perspectiva del Dios encarnado. 

En el relato, Jesucristo, la noche antes de ser crucificado, advierte no sólo que él sufrirá un tormento innecesariamente doloroso, sino que aquel acontecimiento producirá un daño a la humanidad. Creará una figuración en la historia del desprecio al cuerpo, del sometimiento voluntario al dolor, frente a la cual, Amélie Nothomb ha querido contar otra versión, una que será narrada desde la voz del espíritu encarnado y de las necesidades de la carne que aparecen representadas en la sed y el dolor. La de Nothomb podría ser considerada en este sentido una versión del evangelio según el cuerpo de Cristo. 

Esta convicción, representada en la primera persona de Jesús, corresponde asimismo a lo que sabemos de la historia del cuerpo en Occidente asociada al símbolo de la cruz: la exaltación de los sufrimientos y muerte atroz de Cristo entendidas como manifestaciones de su divinidad. Los prolongados martirios a los que se vieron sometidos los santos que fueron entendidos como el mejor testimonio de que eran elegidos de Dios. Del mismo modo, las multitudes andrajosas, los cuerpos mutilados o deformes, los niños sucios y malnutridos, los ciegos y los leprosos, portaban los símbolos de la desgracia de la criatura abandonada por Dios, que debía purificar su espíritu a través del dolor de sus cuerpos.

La Pasión de Cristo es un símbolo que ya está prefigurada, según Foucault, en el sacrificio de Abraham y luego se reproduce en el espectáculo de los suplicios, en la rueda o los instrumentos de tortura. Encarna el cuadro fantástico del encarnizamiento, de los cuerpos torturados y del dolor. Es una imagen sobrecargada de significados que por insensata, y con una distancia temporal y razonada, se transforma fácilmente en una figura de pesadilla. 

Nothomb señala en la voz reflexiva del propio Dios encarnado que esa tortura y asesinato atroz al que se sometió fue un error. Jesús sabía que iba a morir ( “Siempre supe que me condenarían a muerte”, comienza el relato), pero no imaginaba que podía morir así, de ese modo tan cruel. Es sobre todo la “sed”, la metáfora del cuerpo que quiere vivir, del cuerpo deseante, la que lleva a Jesús a considerar que su resignación al martirio ha sido un desgraciado equívoco. No testimonia ninguna vida divina.

Nothomb renueva la lectura del símbolo de la crucifixión,no obstante, la originalidad de la narración no reside tanto en rescatar el punto de vista del cuerpo en esa historia, como en el carácter reflexivo y el monólogo interior del propio Jesucristo. Y hay que decir que en la exploración de esa voz, la novela también es un relato de la soledad que experimenta el propio Jesús al momento de sobrellevar su error, junto con las traiciones y miserias ajenas que debió soportar junto al dolor físico. Nothomb ofrece al respecto una interpretación alternativa al “Perdónalos, no saben lo que hacen”, cuando señala que lo que en realidad pensó Jesús fue que no actuaban por maldad sino por mediocridad.Sabe que su inconsciencia fue mayor-, tratar de cambiar a los hombres-y pagó su precio por ello.

Los últimos apartados de la novela no son narrativos. Jesús reflexiona sobre su condición espiritual como descarnado, sobre el significado de la fe y el amor. Allí es donde transmite su mayor perplejidad, algo que no puede resolver en todo este malentendido. ¿Cómo es que otros observan su rostro y encuentran razones para creer y tener fe en el amor universal? Cuando él mira su rostro en aquella cruz todo lo que ve es soledad. 

En esa última paradoja que señala Jesús entre la representación de sí y la de los otros, es cuando Amélie Nothomb se acerca con mayor precisión al misterio del triunfo de la imagen de la Pasión de Cristo, que ha producido tantas interpretaciones, desde la pintura, hasta el cine y la literatura. Tal vez el poder de esa imagen, poblada de tantas significaciones bajo su superficie, no reside ya en lo que enseña, sino una cierta fascinación, como las que evocan las figuras fantásticas sobre la monstruosidad y la locura en la época clásica, aquellas que más que un sentido lo que terminan de ofrecer al espectador es un rostro enigmático.

¿Es True Detective una mini-serie sucesora de los Mitos de Cthulhu?

Una maldad amoral como presupuesto del origen del universo

Hay un mal olor aquí afuera. Aluminio, cenizas. Casi se puede oler la psicoesfera”, declara el detective texano, Rust Cohle, a su compañero, Martin Hart, en la primera temporada de True Detective. Juntos investigan una serie de asesinatos rituales en el Estado de Luisiana. Rust, que se define filosóficamente como un pesimista, se refiere en esos términos a la atmósfera del sur de los Estados Unidos: zonas rurales empobrecidas y marginales, poblaciones radicalmente religiosas, racistas y sectarias; incluso las instituciones- la policía, los servicios sociales, el Estado y la Iglesia- parecen haber naturalizado una criminalidad fanática que tiene por víctimas a niños y mujeres.

Aluminio, cenizas…¿Es posible acaso percibir el mal por su olor? Todos conocemos la popular referencia bíblica que asocia al infierno con el olor al azufre. ¿Es el sur norteamericano, para Rust Cohle, un pequeño averno terrenal? Probablemente. Recordemos también que True Detective comienza con una panorámica de un incendio en las afueras de Luisiana.Tales imágenes parecieran sugerirnos similitudes entre el sur de los Estados Unidos y el infierno.

No obstante, este inframundo – en el que en cada capítulo se irán internando los anti-héroes-, al igual que el infierno del Dante, tiene capas o dimensiones que se articulan. Primero, encontramos en las capas más profundas, la estructura metafísica cosmicista. Quizás la más asociada al Círculo de Lovecraft y la más larvada en la narrativa. Luego, el relato policial se desenvuelve en la dimensión terrenal y política, que es la que tiene por objeto a los cuerpos. Finalmente, el enfoque subjetivo de la historia corresponde con la dimensión psicologista o espiritual, que remite al «Yo», y adopta una perspectiva más existencialista. El punto de convergencia de esas tres dimensiones es la «conciencia humana», a la que Rust considera, siguiendo el pesimismo cósmico de Thomas Ligotti, «un paso en falso en la evolución». La razón por la que «no deberíamos (los humanos) existir según las leyes de la naturaleza».

Una de las primeras escenas de la serie True Detective en
la que se presenta al estado de Luisiana como un infierno.

¿Qué es, por otra parte, la psicoesfera? ¿Una figuración nihilista de ese infierno? ¿Una metáfora sobre la naturaleza psíquica de las formas ancestrales de la maldad? ¿La conexión de esa conciencia humana a nivel colectivo? En algunas escenas, Rust pareciera referirse a la psicoesfera como una atmósfera psíquica en la que se interconectan los más bajos y oscuros pensamientos humanos. También se la describe como una esfera en la que no existe el tiempo, un oscuridad habitada por entidades eternas. En otros tramos de la serie, daría la impresión de que la psicoesfera es incluso ella misma una entidad cósmica que se alimentaría de esa oscuridad que es capaz de anidar en la mente humana y que lleva a las personas a cometer actos demenciales. Podría ser asimismo otra forma de llamar a Hastur. Después de todo el dios primigenio de los Mitos de Cthulhu es descrito en algunos relatos como una entidad psíquica que no tiene una apariencia definida, aunque su avatar sea el Rey de Amarillo.

Cualquiera sea la respuesta, la presuposición de la existencia de una maldad amoral y más antigua que la humanidad, anidando más allá y a la vez dentro de la conciencia humana, es una de las razones para inscribir a la primera temporada de True Detective en el cosmicismo terrorífico al que le dio forma el escritor norteamericano de cuento fantástico y de terror H.P.Lovecratf.

Una de las curiosidades del universo creado por Lovecraft es que, a diferencia de otras mitologías, sitúa a ese mal ancestral en el centro de sus relatos de origen de alcance cósmico. De ese modo, deshace una función ideológica antigua, aquella que integraba ethos y cosmos en una visión englobante que explicaba el inicio de la condición insignificante de la humanidad frente a fuerzas, naturales o divinas, mucho más grandes. Más aún, en el universo lovecraftiano, precisamente los misterios de la naturaleza y del cosmos le están vedados a la comprensión de los mortales.

En ese sentido, True Detective también puede ser considerada una reflexión sobre los excesos de la conciencia humana. La hiper racionalización que hace Rust de las conexiones entre los asesinatos y la sociedad en la que tuvieron lugar, así como su desmesurada búsqueda por la verdad, finalmente lo llevarán a encontrarse con algo horroroso e innombrable que ya no le será posible comprender con las categorías con las que racionalmente solía explicar al mundo. Y es que si para la sociedad y el individuo contemporáneo lo siniestro se torna insoportable, es debido a que «lo que no puede ser nombrado» hace estallar las explicaciones políticas, jurídicas y religiosas o éticas, a través de las cuales la conciencia moderna intenta explicar la naturaleza del mal. Ese quiebre de la razón, en términos modernos, es interpretado como la locura.

Los mitos de Cthulhu. Alberto Breccia.

Los mitos de Cthulhu

El círculo de Lovecraft fue el responsable de expandir esta mitología. Yagh Sotheria -como se dice que le hubiera gustado a Lovecraft que se llamaran los mitos-, se fue construyendo a sí mismo como un universo de signos que creó espacios y tiempos, arquetipos, códigos y significados, dentro y fuera del mundo propiamente lovecraftiano, que irán actuando como estructuradores de toda una intertextualidad. De la figuración de esta suerte de metaliteratura participan diversos autores, que en momentos distintos, y a través de notas y menciones de aspectos fragmentarios, fueron creando una simbología críptica que aparecía dispersa y a veces disimulada en sus obras. La increíble inmersión que genera esta literatura nace del intento del lector de ir siguiendo los rastros ocultos de esta mitología. Al mismo tiempo, servirá de plataforma de experimentación e incluso de juego, con las hipótesis más variadas y fantásticas vinculada a géneros de ficción como el terror, la fantasía y el Sci-Fi.

En sus orígenes, este universo lo conformó un vasto conjunto de textos inconexos y escritos por diversos autores perteneciente al Círculo de Lovecraft. La mayoría de estos materiales eran novelas cortas, cuentos fantásticos y de terror, dotados de temas, figuras y estilos narrativos comunes que habrían sido seleccionados y editados, tras la muerte de Lovecraft, por su amigo de correspondencia, August Derleth.

August Derleth, antologista y editor de Los mitos de Cthulhu. Fuente: https://revistayume.com

El Conde d’ Erlette–como lo llamaban los miembros del Círculo–fue el primer editor y antologista de la serie de historias compartida por los escritores cercanos a Lovecraft. Derleth fue también quien llamaría a este universo de ficción Los Mitos de Cthulhu. Inmortalizando en este gesto a una de las entidades cósmicas con los que hoy es referido el entero universo lovecraftiano: Cthulhu. La deidad descrita en La llamada de Cthulhu (1928) como un híbrido de dragón, pulpo y una criatura humanoide, era el primigenio favoritos de Derleth. También en alguna entrevista afirmó haberla considerado la deidad alienígena más comprensibles y cercana al entendimiento humano. Pero lo cierto es que Cthulhu está lejos de ser el dios más poderoso de la mitología del horror cósmico.

Lovecraft hubiera preferido llamar a su universo Yog-Sotheria en alusión a la deidad principal y el favorita de su creación fantástica: Yog-Sothoth. Entidad a la que en el cuento «El que acecha en la oscuridad» describe como una fuerza que habita el centro del Caos Esencial, un » dios ciego e idiota —Azathoth, Señor de Todas las Cosas— circundado por una horda de danzarines amorfos y estúpidos, arrullado por el silbo monótono de una flauta manejada por dedos demoníacos».

Por lo tanto, sería una equivocación considerar si una obra es o no sucesora de «los mitos» según si alude a Cthulhu o a los textos de Lovecraft, dado que el universo de referencias es mucho más vasto y rico para quienes se adentran en sus misterios.

Hay que considerar, por una parte, los precursores de los mitos, entre ellos Edgar Allan Poe, Ambrose Bierce, Arthur Machen y Algernon Blackwood. Éstos fueron escogidos por el Círculo de Lovecraft, que lo conformaban, además del propio Lovecraft, Clark Ashton Smith y Robert E. Howard, Derleth, Robert Bloch, Frank Belknap Long, Henry Kuttner, Donald Wandrey y el ilustrador Virgil Finlay.

Con el paso del tiempo, y la desaparición de los miembros del «Círculo» y su autoridad, las referencias a los mitos fueron creciendo gracias a colaboradores habituales y los sucesores más reconocidos. Las alusiones dejaron de ser exclusivamente literarias. Actualmente, esa intertextualidad incluyen series de TV, juegos de rol, cómic, referencias digitales, novelas gráficas y filmes.

La aristocracia de Weird Tales. Fuente: http://elespejogotico.blogspot.com

Entre la larga lista de colaboradores y sucesores que ponen en interacción los textos fundadores, con otros medios gráficos, audiovisuales y nuevos géneros literarios, se destacan: Stephen King, Alan Moore, Neil Gaiman y Thomas Ligotti, por nombrar algunos de los más conocidos. Este último, en particular, es un escritor norteamericano considerado creador de un subgénero llamado terror filosófico. Nic Pizzolatto, el guionista de True Detective, ha reconocido haberse inspirado en su obra de no ficción La conspiración contra la especie humana para escribir los guiones de la primera temporada de la aclamada mini-serie televisiva de HBO True Detective y enfocar en particular el pesimismo cósmico con el que Rustin Cohle observa el mundo.

Thomas Ligotti
Fuente: https://psychoblender.wordpress.com

Las referencias, por lo tanto, no son exclusivas sobre la obra de H.P. Lovecraft. Pizzolatto ha comentado en varias entrevistas que volcó en los guiones de True Detective todas sus manías literarias relacionadas con diversos autores que son exponentes del horror cósmico.

Desde este punto de vista, Pizzolatto concibe a True Detective, antes que como un producto televisivo, como un fenómeno literario, una suerte de homenaje al cuento fantástico y de terror.

En la primera temporada, las más claras referencias a la literatura de terror, son a Robert W. Chambers, creador de El Rey Amarillo, y a Ambrose Bierce, quien escribió el cuento «Un Habitante de Carcosa» (1886). Pero también en la segunda temporada existen alusiones indirectas al Ciclo Onírico de Lovecraft y los llamados por los menos canónicos Mitos del Rey Amarillo.

El escritor y guionista de True Detective reconoce también la impronta de Karl Edward Wagner, conocido por la fantasía épica Conan, y del misticismo y paganismo de Arthur Machen, referente del estilo gótico naturalista del siglo XIX. Este último comparte con Lovecraft, como fundamento de su literatura, la imposibilidad del hombre de comprender los misterios del universo y de la naturaleza. Y es de todos el que más se ha focalizado en los fenómenos preternaturales de lugares que se encuentran en la frontera con la civilización, como el mundo rural y los limites de la razón moderna.

El horror cósmico

El cosmicismo es la filosofía del horror cósmico. Su presupuesto principal es la ausencia de un Dios, tal como lo ha imaginado la humanidad, que a imagen y semejanza de los mortales, ordena el universo según una idea de bien y de mal. Las fuerzas superiores son en definitiva fuerzas cósmicas que somos incapaces de comprender dentro de nuestros esquemas morales y racionales. El cosmos es caótico.

La especie humana, por lo tanto, es insignificante dentro de ese universo regido por fuerzas mayores amorales. Su insignificancia implica tanto que no tienen centralidad en el esquema universal, como que sus formas de explicación-tanto religiosas como científicas-son incapaces de dar cuenta de las fuerzas que habitan el universo. A menudo indica su falta de poder en la escala del cosmos, y en efecto, es esa sensación de impotencia la que produce terror y conduce a los mortales a la pérdida de la cordura.

El cosmicismo es identificado con el nihilismo y el pesimismo. Estos dos rasgos también son atribuidos al depresivo y por momentos también existencialista Rust Cohle, quien encarna en la primera temporada la filosofía de True Detective. El nihilismo refiere, sobre todo, a la crítica a la existencia de fines superiores y el señalamiento de la inexistencia de significado. En un principio, es indudable que Rust abraza el nihilismo. Sin embargo, el terror que sufre más adelante, no parece ser el efecto de la ausencia de sentido, sino que ya habiéndose perdido en la ciudad de Carcosa, experimentará la indefensión frente a esas fuerzas superiores que lo arrastran y lo consumen. La experiencia de ser disociado por esa oscuridad hasta la casi destrucción de su Yo es lo que produce el horror filosófico.

Rust Cohle entra al infierno

Hacia el final, sin embargo, se produce un giro que ha sido bastante cuestionado desde el punto de vista del pesimismo cósmico. Pareciera que sobrevivir al Rey Amarillo y conservar algo de cordura, le lleva a Rust en la última escena a discutir la radicalidad del mal que enfrenta y salir de ese viaje terrorífico fortalecido y bendecido con un sólido vinculo de amistad. Iván de los Ríos,-autor de True Detective. Antología de lecturas no obligatorias– es quien señala, que llegado a cierto punto, el cuento de fantasmas deviene en una historia de amistad y redención que termina por traicionar la filosofía cosmicista.

Otra interpretación posible es que la idea de Rust acerca de la imposibilidad de que el mal sea absoluto, no necesariamente lo transforma en un optimista o moralista. Sobrevivir a aquella vivencia radical, lo lleva a concluir que la vida se afirma sobre el caos y la destrucción, ya que su propia experiencia le ha demostrado que el mal pudo ser total en los orígenes del universo, pero una vez que se de comienzo a la vida, la oscuridad ya no podrá ser absoluta. Este podría ser un punto de abierta discusión filosófica con el Círculo de Lovecraft o por qué no un aporte a las interpretaciones de los fundamentos de los Mitos de Cthulhu posteriores a la primera mitad del siglo XX. Considerando que el debate acerca de la naturaleza del mal se modifica sustancialmente, primero en la literatura y más tarde en el campo de la política, la filosofía y la religión, después de la Gran Guerra, los totalitarismos y el lanzamiento de las bombas atómicas.

Rust y Marty podrían ser una referencia del arquetipo de Virgilio y el Dante viendo las estrellas en la montaña de la purificación tras salir del infierno.

Por otra parte, si Rust Cohle ofrece una respuesta humana a lo que le ha sucedido es sencillamente porque es humano. Tal cierre no significa que a las fuerzas cósmicas le sean menos indiferentes a la humanidad. Tampoco que la religión, la moral o la ciencia pueda ofrecernos una explicación válida. El Rey Amarillo nunca aparece como un villano cuya conducta es posible de explicar con nuestras categorías de entendimiento. Es difícil aceptar que Rust haya encontrado incluso un sentido superior. Además, si bien es cierto que con las metáforas de la luz y la oscuridad True Detective se aleja de la mitología lovecraftiana, no lo hace tanto de otros autores precursores de los mitos, como Arthur Machen o el propio Bierce, más apegados al folklore americano del sur y el antiguo arquetipo convertido en figura literaria de la luz asociada al bien y la oscuridad a las fuerzas del mal.

The Works of Arthur Machen

Carcosa

El final de la primera temporada de True Detective además transcurre en un escenario referido en los Mithos de Chtulhu que es la mítica Carcosa. Una ciudad de ficción creada por el escritor Ambrose Bierce en el cuento “El habitante de Carcosa” (1886), en el que narra la historia de un espíritu perdido, que está en la búsqueda de la antigua ciudad de Carcosa y se topa con sus ruinas y con su propia tumba.

Carcosa es descrita como una ciudad en algún lugar que no es la tierra, habitada antaño por una suerte de semidioses macabros. Si bien es recordada como gloriosa, el visitante se encuentra con unas ruinas convertidas en un cementerio espantoso de unos engendros ya extintos.

Estas tierras se las distingue por que no se sabe si es de día o de noche. «Por encima del lúgubre paisaje– describe Bierce – se cernía una bóveda de nubes bajas y plomizas, suspendidas como una maldición visible». En las fisuras en el cielo se ven incluso las estrellas en la ausencia de oscuridad. «En todo había una amenaza y un presagio- sigue relatando el habitante de Carcosa– un destello de maldad, un indicio de fatalidad. No había ni un pájaro, ni un animal, ni un insecto. El viento suspiraba en las ramas desnudas de los árboles muertos, y la yerba gris se curvaba para susurrar a la tierra secretos espantosos. Pero ningún otro ruido, ningún otro movimiento rompía la calma terrible de aquel funesto lugar«.

Ambrose Bierce,un escritor obsesionado con la guerra y la muerte, se alistó para ir a la guerra de secesión, y a su regreso, se convirtió en periodista y escritor. Como cuentista, se lo acusó de mistificar la literatura. El realismo mágico y el terror son la esencia de sus retratos del sur de Estados Unidos. Ha sido considerado un precursor del terror físico. Ya que en sus cuentos se prefiguran espacios o atmósferas que esconden lo innombrable o aquello que de ser nombrado desencadena la locura. Bierce recrea una tensa atmósfera en medio de la cual se detona repentinamente el horror físico, agobiante y macabro. Carcosa es «ese cementerio lúgubre, con su atmósfera de misterio y de terror debida a mi cerebro trastornado» en el que residen los restos de aquél que viajó entre fiebres a las fronteras de la Tierra de los Sueños.

En Carcosa, además, las estrellas no están visibles, o como en El Wendigo de Blackwood, las estrellas son negras. Muchos precursores y miembros del Círculo de Lovecraft utilizan el recurso de situar la acción bajo un cielo donde las estrellas son negras o flotan en un espacio vacío, para sugerir que transcurre en otra dimensión, en el espacio exterior o en algún sitio de las Tierras de los Sueños. Carcosa en los relatos del Círculo son las ruinas de aquella ciudad poblada por una raza extinta en algún espacio indeterminado por los mortales que recuerda vagamente al relato Los Inmortales de Borges.

Sin embargo, Carcosa habilita diversidad de interpretaciones y representaciones en esas referencias metaliterarias.

Una de esas lecturas establece una genealogía entre Carcosa y la antigua ciudad histórica Carcassone situada en el sur de Francia. Originalmente fue una colonia que progresivamente será fortificada, primero por los romanos, luego por los visigodos, más tarde ocupada por los musulmanes y recuperada luego por Pipino III. A partir de entonces, se inaugura una dinastía de las casas condales de Barcelona y otras de Occitania y descendiente de la nobleza visigoda, que se apellidaban Carcasona. Pero la etapa más importante es el período durante el cual se consolida como un feudo Cátaro recordado en la historia por su movimiento religioso cristiano de carácter gnóstico.

El catarismo, que se propagó en el siglo XI y XII, estuvo influenciado por el maniqueísmo que concibe que en el mundo se libra una antigua guerra entre dos fuerzas, las del bien asociado a la luz y la oscuridad. Los cátaros consideran que el mundo terrenal no es una creación de Dios, sino de Satán, por tal motivo todo lo que nos rodea,el mismo universo, está impregnado por el mal. La única manera de resistir es a través de prácticas ascéticas por las cuales desprenderse y rechazar lo material, que es obra demoniaca, para poder entrar en comunión con la verdadera divinidad.

Existe un cuento posterior al de Bierce llamado «Carcassone» del escritor irlandés llamado Lord Dunsany que para algunos críticos establece algunos de los elementos claves de los Mitos del Rey Amarillo: la idea de un monarca que se propone desafiar al Hado, cuyo destino final es la muerte; la dualidad entre la realidad terrenal y otra dimensión preternatural, y el viaje a una ciudad mítica llamada Carcassone, que no se puede alcanzar, y que si se consigue llegar a ella, el precio es la muerte.

En los textos de Lovecraft, Carcosa es una ciudad extraterrestre situada junto al neblinoso lago Hali y a la ciudad de Alar. A su vez, estos lugares se ubican en un planeta de las Híades, cerca de Aldebarán. En su firmamento se alzan estrellas negras en lo que parece ser un sistema solar binario. En ella habita el avatar de Hastur, el Rey Amarillo, al que han servido los emperadores. Bajo todas estas referencias simbólicas, Carcosa representa un ambiente de horror soterrado en el sur profundo que aparece en la obra de Ambrose Bierce, de Chambers y Thomás Ligotti.

Son muchos los homenajes que ha recibido el lugar, como el que le hizo Neil Gaiman en Un Estudio en Esmeralda (2004), el de Alan Moore en Courtyard (1994) o el videojuego Mass Effect 3. Por cierto, en los mapas de Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin (Juego de Tronos en su versión televisiva) aparece una ciudad con ese nombre, aunque nunca se le menciona en los textos ni suceden allí ningunos de los principales eventos de la historia.

El Rey Amarillo

En el quinto capítulo de True Detective, cuando los detectives creen haber resuelto el caso, después de haber asesinado a Ledoux, un interno de un penal al que entrevista Rust Cohle le dice que Ledoux no era a quien buscan, que el Rey Amarillo sigue libre y cometiendo crímenes. Otros dos testigos y la propia Dora Lang habían hecho referencias al Rey Amarillo. Rust se obsesiona. En una escena, se lo ve leyendo una cita de un diario en el que conserva pasajes de El Rey Amarillo de Robert W. Chambers. En otra de las tomas, esta vez del diario, se lee además el canto de Cassilda:

«Extraña es la noche en que surgen estrellas negras,
y extrañas lunas giran por los cielos,
pero más extraña todavía es la perdida Carcosa«.

El Rey Amarillo en principio es un libro maldito. Chambers juega con el recurso del libro dentro del libro. La idea de que está narrando historias acerca de un libro que lleva el mismo nombre del que está en manos del lector y cuyas palabras llenas de malignidad fascinan y paralizan a los mortales, provocando muertes macabras e inexplicables a quienes se atreven siquiera abrirlo. Tal recurso potencia el efecto terrorífico de sus relatos fantásticos.

El libro maldito se describe en la ficción como una obra de teatro que tienen la cualidad de volver locas a las personas que lo leen.La primera parte del libro vuelve demente al incauto que se atreve a resolver sus secretos, la segunda parte, sin embargo, es una solapada invocación a Hastur.

Tapa del libro de Robert W. Chambers El Rey Amarillo.

Este concepto es el que se cree que inspiró a Lovecraft a crear el Necronomicón. Sin embargo, en los Mitos de Chtulhu existen varios grimorios. Incluso casi todos los miembros del Círculo de Lovecraft crearon alguno de estos libros malditos que luego son nombrados en diversos cuentos de esos autores e incluso contemporáneos. Es el caso de Los manuscritos Pnakóticos, los Libros crípticos de Hsan, El pueblo del monolito y Cultos sin nombre creados por Robert E. Howard, De Vermis Misterii (Los misterios del gusano) de Robert Bloch, Cultes de Goules y el Libro de Eibon de Clark Ashton Smith, entre los más citados en diversos relatos de los miembros del Círculo.

En uno de los últimos relatos escritos por Lovecraft «El que acecha en la oscuridad» , el protagonista ingresa a una Iglesia abandonada en la que se encuentra con una biblioteca ocultista que contiene casi la mayoría de estos grimorios malditos junto al esqueleto de un hombre que ha muerto calcinado. Los restos de su ropaje y sus huesos están como corroídos por un ácido de color amarillo.

En 1920, según relata Chambers en el cuento «El reparador de reputaciones», el libro El Rey Amarillo estuvo circulando por París y Londres, y fue inmediatamente prohibido y confiscado por las autoridades gubernamentales, en el marco de una oleada de suicidios. Incluso se cree que su autor se disparó tras terminar de escribirlo, y aún así vive, porque «las balas no afectan a semejante demonio». Confirmando así que no fue escrito por un ser humano. El Rey Amarillo– aseguran- se apodera de la mente de los hombres y controla sus pensamientos. Las verdades de ese libro enloquecen a los hombres y arruinan sus vidas. Asociado a este libro existen además algunos objetos malditos, un ópalo negro vinculado al Signo Amarillo, una corona de oro y diamantes, y una túnica de seda blanca que lleva bordado el Signo Amarillo. Quien recibe el Signo Amarillo es considerado el hijo de Hastur, su avatar, descendiente de la Dinastía de Carcosa, aquél que conoce los misterios de la Híadas y sondeó las nubosas profundidades de Demhe y el lago de Halí.

Altar en la Carcosa de la primera temporada de True Detective. » (…) de modo que fui al gabinete y cogí la espléndida diadema de su cofre. Luego me puse la bata de seda blanca en la que estaba bordado el signo amarillo y me ceñí la corona. Por fin era Rey, Rey por mi derecho en Hastur, Rey porque conocía el misterio de las Híadas y mi mente había sondeado las profundidades del lago de Hali. ¡Yo era Rey!». «El Reparador de Reputaciones» de Robert W. Chambers.

El Rey Amarillo es por lo tanto considerado también como el avatar de Hastur «el innombrable». Una deidad de los mitos que no fue creada por Lovecraft. Aparece por primera vez en el cuento de Ambrose Bierce «Haîta el pastor». No se trata de un cuento de terror, sino de una novela corta sobre la naturaleza bella y cruel de la «felicidad» que aparece figurada en una mujer. El protagonista es un pastor adorador de Hastur que se enamora de una doncella que huye todas las ocasiones y que aparece como metáfora de la dicha plena.

Robert W. Chambers homenajea este cuento de Bierce transformándolo en un relato de terror en el cual Hastur, ya no es un dios de los pastores benevolentes, sino uno de los hermanos de la enamorada que finalmente el protagonista descubre que está muerta desde el siglo XVI. El halconero Hastur es descrito con poderes sobrenaturales y de aspecto sombrío. De ambos cuentos se podría deducir que Hastur es una deidad sobre todo venerada por comunidades campesinas, como el dios Pan de Machen. Chambers también se refiere a Hastur como una ciudad y un recipiente del dios en otros relatos, y lo asocia a El Rey Amarillo. Lovecraft lo introduce en los mitos a través del cuento «El que susurra en la oscuridad».

Hastur, que se apodera de las mentes de los hombres y controla incluso los pensamientos aún no pensados, también desata el horror y la locura. El Rey Amarillo a veces se dice que es el hijo de Hastur, que habita en Carcosa y ante quien se arrodillará la humanidad bajo el cielo de estrellas negras.

Lovecraft vuelve a la mitología iniciada por Bierce y Chambers, no solo a través de un homenaje simbólico, sino también estableciendo similitudes entre la obra de teatro maldita y el Necronomicón (pieza central de la mitología de Chtulhu) y a través de referencias a obras previas. En «El que susurra en la oscuridad» se describe la locación de Carcosa, al nombrarse al lago de Hali, así como se habla del Signo Amarillo,capaz de insuflar la vida a lo inanimado. Título además de uno de los cuentos de Chambers y el signo que supuestamente está grabado en las tapas del libro El Rey Amarillo. También se dice que es un amuleto que resulta vital para Hastur.

El libro maldito, por su parte, se considera contiene la invocación a Hastur. El hombre que lo escribió lo hizo en un completo estado de éxtasis debido al consumo excesivo de alucinógenos. Al terminar su obra, perpetró, como señalamos antes, su suicidio. En la mitología lovecraftiana, se sugiere que el autor había entrado en contacto con una entidad extraterrestre, probablemente el propio Hastur. Lovecraft menciona las grabaciones de unos susurros horrorosos a los que alude el cuento, se habla de la morada de un dios antiguo que resulta ser como una vorágine en el espacio. Algo similar a lo que presencia Rust en diversos momentos de la historia y que adquiere una forma similar a la del Signo Amarillo.

Una murmuración adquiere ante Rust Cohle la forma de «El Signo Amarillo».

Pero son August Derleth- que lo definió como un elemental de aire o deidades del viento-, y Lin Carter, quienes lo asocian a las Híades, a Carcosa y La meseta de Leng.

La relación de True Detective con el Rey Amarillo es evidente en la primera temporada, pero en la tercera temporada, hay tanto una referencia a la Meseta de Leng (los detectives encuentran en la habitación de los niños desaparecidos una partida de juego de rol llamada El Bosque de Leng), como también al hecho de que existe una referencia vedada a Hastur a quien se lo conoce como «aquél que no debe ser nombrado». Esta referencia se sigue a partir del poema «Tell me a Story» de Robert Penn Warren.

The forest of Leng no es una verdadera partida de rol.

No se sabe con certeza cuál es la apariencia de Hastur. Si bien se lo ha descrito alguna vez como un enorme lagarto bípedo tentacular o como una deidad maldita que viste harapos amarillos, la mayor parte de las veces resulta ser una suerte de entidad psíquica que no tiene un aspecto definido. En el caso de True Detective, solo lo conocemos a través de su avatar, El Rey Amarillo, y la sectas de adoradores. «Acólitos, amantes» les llama él, «testigos de mi viaje».

«Cerré mis ojos y vi al Rey Amarillo moviéndose por el bosque» escribe Dora Lang en su diario.

En True detective tenemos varias manifestaciones del Rey Amarillo.

La primera corresponde con el identikit que hizo una niña que sobrevivió a un intento de secuestro. Había sido desestimada por la policía local porque su aspecto era fantasioso. La imagen nos recuerda al Dios Pan de Arthur Machen. Además, el grabado en una de las paredes de la Iglesia abandonada, a la que llegan los detectives en el segundo capítulo, guarda similitudes con la figura mítica de los sátiros que en la cultura griega solían acompañar al dios pastor y de los rebaños.

Identikit de la niña que sobrevivió al ataque del Rey Amarillo.

Rust revela una imagen alusiva a los Mitos del Rey Amarillo en la Iglesia Abandonada.

Cuando Rust advierte que el sátiro, que podría ser el propio Ledoux, no es el asesino, el Rey Amarillo se convierte en su nueva obsesión. ¿O Rust comienza a enloquecer, como sugieren los policías que lo están investigando, a partir de 2002, cuando lee el libro el Rey Amarillo de R. W. Chambers?

Como en los relatos de Chambers, el Rey Amarillo lleva el Signo Amarillo grabado en su espalda. Para decepción de algunos cultistas, su avatar resulta ser un arquetipo bastante gastado en la historia del cine y la televisión del villano sureño: el white trash, acumulador, fantático religioso. Sin embargo, utiliza expresiones bastante floridas, místicas y en ocasiones hasta poéticas que no se condicen con el entorno cultural en el que se desenvuelve. Está loco, como todos los que toman contacto con Hastur y Carcosa.

Un misterio queda encriptado, para los lectores de Chambers, cuando al apuñalar a Rust le grita: «¡Quítate la máscara!». A veces es una corona, una máscara, el Signo Amarillo, el que revela al Rey de Amarillo.

El avatar de Hastur no es el dios que también ha sido llamado «aquél que no debe ser nombrado», un terrible dios antiguo, largamente olvidado, que fue despertado por un culto en la Meseta de Leng.

La Meseta de Leng

En la tercera temporada, la fragilidad humana se expresa en la incapacidad para procesar los eventos traumáticos. Su correlato es la pérdida de la memoria o la imposibilidad de confrontar la verdad. La memoria de Wayne Hays se encuentra atrapada en el horror que le ha provocado aquello que ha visto durante la guerra. Quizás debido a que Wayne no se extravía, como Rust, en la ciudad de Carcosa, sino en la mítica Meseta de Leng.

En uno de los primeros capítulos, cuando los detectives revisan la habitación de los niños desaparecidos en Atlanta, se encuentran un módulo de aventuras de juegos de rol de Dungeon and Dragons, titulado “El bosque de Leng”. Esta no es ninguna campaña oficial de estos juegos, aunque sí es un sitio de los mitos de Chtulhu, también asociado al Rey Amarillo, que en realidad es una meseta.

En los mitos de Cthulhu, la meseta de Leng, situada en algún lugar de Asia, es una locación difícil de encontrar porque cambia de lugar físico. Se cree que se encuentra envuelta en una paradoja espacial. Alan Moore, por ejemplo, sostiene que es un espacio en el que confluyen múltiples realidades y criaturas y, es por ello, que el lugar también existe en la Tierra de Sueños.

Estas tierras también están gobernadas por un rey, el Rey Oscuro, aunque se lo describe como «aquel que porta una máscara de seda amarilla sobre el rostro y mora solitario en un prehistórico monasterio de piedra en la fría meseta desértica de Leng» (Celephaïs, H.P. Lovecraft) o también se habla «de su sumo sacerdote que, encerrado en un monasterio, tiene que llevar cubierta la parte de su cuerpo que correspondería a su rostro» ( La iglesia de High Street, J.Ramsey Campbell). «Gran sacerdote enigmático que cubre su rostro con una máscara de seda amarilla y vive solitario en un prehistórico monasterio de piedra«, añade Lovecraft en «En busca de la ciudad del sol poniente». Es una ciudad en la que se han visto horrendas hogueras brillar, donde se celebrar cultos macabros a dioses antiguos y se asientan cultos terribles como el de Ghatanotha.

La meseta de Leng es descrita como una amplia región fría y desértica. En su versión onírica, se encuentra el Monasterio de Leng, donde habita el señor de la meseta de Leng, el innombrable,Tcho-Tcho Lama.

También es notable la existencia de ruinas prehumanas atribuidas a las primeras especies que poblaron la Tierra. Según el relato «El Sabueso», aquí tienen lugar los ritos del Culto de los devoradores de cadáveres.

Tcho-Tcho Lama «el sacerdote que no debe ser nombrado», «la criatura de la máscara amarilla», «Hierofante antiguo», «Non Describitur», «Lam» y «Sumo sacerdote de Leng», puede no ser otro que un avatar de Hastur o el propio Rey Amarillo. Aparece desarrollado también en la novela corta: La búsqueda onírica de la desconocida Kadath (1927) de Lovecraft. El viaje de ingreso a la ciudad gobernada por el innombrable es onírico. En True Detective, el innombrable es la metáfora de la memoria y la historia. Esto se observa en el poema de Warren que nombramos anteriormente. Lo lee la maestra de la escuela en el primer capítulo y deja cautivado a Wayne Hays .

Cuéntame una historia.

En este siglo, y momento, maniático,
Cuéntame una historia.

Que sea una historia de grandes distancias, y luz de estrellas.

El nombre de la historia será Tiempo,
Pero no debes pronunciar su nombre.

Cuéntame una historia de profundo deleite.

Personajes, diálogos y estructura narrativa se someten a él: «Vivimos en el tiempo y estamos hechos de tiempo», dice Amelia (Carmen Ejogo) para apuntar después: «Te separas de algo cuando le pones nombre (…) y no podemos estar separados del tiempo».

En la tercera temporada de True Detective, el bosque de Leng parece ser un lugar de confluencia entre tres líneas temporales, el año en que desaparecieron los niños y comenzó la investigación (1980), el año en que se revisa el caso y la actualidad (2015) en la que el detective trata de reconstruir lo que a pasado con su memoria dañada, ya que padece una suerte de demencia o alzhéimer. Ese lugar de confluencia de temporalidades es la fuente de la locura del personaje afectado por el trauma. La mente de alguien que ha experimentado el horror, y que en su vejez, confronta a este pasado que vuelve en la forma de fantasmas. El bosque del Leng en True Detective en ese sentido puede ser considerada una metáfora de la memoria traumática.

Wayne rodeado de los fantasmas de su pasado traumático. Fuente HBO. Polygon.

Arthur Machen en El Gran Dios Pan, escribe:

«La visión de su rostro me heló la sangre. Nunca había podido suponer que una mezcla tan infernal de pasiones pudiera asomarse en unos ojos humanos (…)el hombre conservaba su forma externa, mas el infierno estaba en su interior. En su expresión se leía una frenética lujuria, un odio que era como el fuego, la pérdida de toda esperanza, un horror que parecía aullar por la noche, aunque él tuviese los dientes apretados, y toda la negrura de la desesperación. Estoy seguro de que él no me vio, que no veía nada de lo que usted o yo podemos ver, que únicamente veía lo que yo espero no ver jamás«.

Rust Cohle viajó al fin de la noche y vio eso que todos esperamos no tener que ver nunca. Uno de los asistentes de Ladoux, el primer sospechoso serio, le dice a Cohle que puede ver su alma en el borde de sus ojos. Que tiene un demonio adentro, que lo acecha una sombra. Cohle ya había visto cosas terribles. Al salir de Carcosa, luego de haber confrontado una oscuridad que todo lo disuelve, Rust mira las estrellas en el firmamento y le dice a Martin que «la luz está ganando» aquella vieja batalla con la oscuridad, como cuando a la salida del infierno del Dante lo primero que se lee es «Stella», que en latín refiere a la luz de la mañana o al brillo de las estrellas. Rust nos recuerda que las noches sin estrellas no son eternas. Esta conclusión corresponde solo al arco de Rust, pero no a las fuerzas más grandes con las que entra en contacto y que no terminan de explicarse en el final. Considerando que Nic Pizzolatto sigue explorando la cuestión en la tercera temporada, es muy posible que él mismo no tenga una respuesta a esa pregunta y que la supuesta redención de Rust tampoco lo conforme. Que el Rey Amarillo sea, para el propio Pizzolatto, una obsesión literaria.

Fuente: https://grantland.com

Lo que resulta dudoso para un cuento inscrito en los Mitos de Chtulhu, desde luego, es que alguien pueda sobrevivir a la ciudad maldita de Carcosa, o al menos que logre regresar, sin volverse loco. Aunque nadie puede afirmar tampoco que Rust Cohle, que fue quien se batió realmente con el avatar de Hastur, haya conservado intacta su cordura. Que Wayne desaparece, porque viaja a la tierra de los sueños, y cada vez le cuesta más regresar de la terrorífica Meseta de Leng, nadie tiene dudas.